El amor de Dios se materializa, se concretiza para todas sus criaturas. No es un amor lejano, abstracto, "imaginable"; antes bien es visible y palpable, y se actualiza día a día.
Una manifestación concreta de este AMOR es el regalo de la creación, un vasto e infinito universo que Él ha pensado, creado y regalado a sus criaturas para que puedan disfrutar del don de la vida. Especialmente para nosotros, sus hijos, las personas, a quienes ha encargado gobernarlo, cuidarlo y respetarlo.
Israel, el pueblo elegido, hace un relato precioso de la creación. Hay que insistir en la veracidad de dicho relato, siempre desde la perspectiva de la fe. No debemos caer en el error de buscar en dicho relato una verdad histórica o científica (literalidad). Somos cristianos, no tontos. Ya sabemos que el hombre no está hecho de barro, o que la evolución ha precisado algo más de 7 días para llegar hasta aquí.
Sin embargo, nada de esto es incompatible con la verdad que nos habla de un Dios creador que ama a sus criaturas y les da la vida. Esa es la intención de dicho relato, situar el amor de Dios como centro de toda la creación, y hablar de la perfección y la bondad de la misma.
Las actividades de esta unidad pretenden acercarnos a esta realidad de LA CREACIÓN como regalo de Dios, que nos invita a disfrutar y cuidar.
